EXTRACTO DEL LIBRO DE JODIE PICOLT
“En diecinueve minutos se puede segar
el césped del jardín, teñirse el cabello, mirar el tercer tiempo de un partido
de hockey. Se pueden hornear galletas o el dentista puede colocarnos un
empaste. O, como Peter Houghton sabe, en diecinueve minutos se puede detener el
mundo. En diecinueve minutos puedes llevar a cabo tu venganza.
Espero estar muerto para cuando leas
esto.
No se puede deshacer lo que ya ha
sucedido; no se puede retirar una palabra que ya sido pronunciada. Pensarás en
mí y desearás haber sido capaz de hablar conmigo de esto con calma. Tratarás de
imaginar qué podrías haber dicho, qué podrías haber hecho. Supongo que yo te
habría tranquilizado: No te eches la culpa, tú no eres responsable, pero sería
mentira. Los dos sabemos que yo nunca habría llegado a esto por mí mismo.
En mi funeral llorarás. Dirás que esto
no tendría que haber pasado. Actuarás como todo el mundo espera que actúes.
Pero ¿me echarás de menos?
Y, lo que es más importante. ¿Te echaré
yo de menos a ti?
¿Alguno de los dos quiere de verdad
escuchar la respuesta a esta pregunta?”
¿Qué crees que le
pasó al autor de esta nota?
(…) El primer día de clase de Peter, su
madre lo había acompañado al autobús después de regalarle una fiambrera de
Superman completamente nueva. Al final del recorrido, esa fiambrera había sido
lanzada por la ventana. Todos nosotros tenemos recuerdos infantiles en los que
otros niños nos atormentan o son crueles con nosotros, y la mayoría de nosotros
somos capaces de superarlos; pero la vida de Peter Houghton no era una de esas
en las que eso pasa ocasionalmente. Desde ese primer día de escuela, Peter
experimentó un bombardeo diario de mofas, tormentos, amenazas e intimidaciones.
Este chico ha sido encerrado en taquillas, le han metido la cabeza en tazas de
váter, le han puesto zancadillas y ha sido golpeado y pateado. Uno de sus
mensajes privados de correo electrónico fue reenviado a toda la escuela. Le
bajaron sus pantalones en medio de la cafetería. La realidad de Peter era un
mundo en el que, sin importar lo que hiciera, sin importar lo pequeño e
insignificante que intentara ser, él seguía siendo siempre la víctima.
¿Cómo se sabe si
han hecho daño a alguien? ¿Qué signos pudo haber presentado Peter después
de todas estas injusticias?
¿Qué
emociones pudo tener Peter ante las situaciones que sufría en el instituto?
¿Qué tipo de
palabras o de hechos pueden tener efectos negativos en nosotros? ¿Por qué?
¿Cómo crees que
hizo sentir a Peter sufrir este tipo de humillaciones?
- ¿Por qué crees que la tomaban
contigo?
- ¿Por qué son unos gilipollas? Yo qué
sé. Son como una jauría de perros. Tienen que hacer que otro se sienta una
mierda para poder sentirse ellos bien.
- ¿Te hostigaban? Me refiero a llamadas
telefónicas, cartas, amenazas…
- Sí, a través del ordenador. Me
mandaban mensajes instantáneos, diciéndome que era una nulidad, cosas así.
Interceptaron un correo electrónico que yo había mandado y lo reenviaron a todo
el instituto… burlándose.
La mayoría de estas
situaciones se dieron en presencia de muchos compañeros del instituto que
no fueron en la ayuda de Peter ni comunicaron la situación a los adultos.
¿Por qué consideras que no lo hicieron? ¿Harías lo mismo en su lugar?
¿Qué hubiera pasado
si la situación hubiera sido comunicada al profesorado del centro?
Cuando no encajas, te vuelves
sobrehumano. Puedes sentir los ojos de todos los demás clavados en ti, como el
Velcro. Eres capaz de oír una murmuración sobre ti a un kilómetro de distancia.
Eres capaz de desaparecer, aun cuando parezca que sigues ahí. Eres capaz de
gritar, sin que nadie oiga nada.
Eres el mutante caído en el barril del
ácido, el bufón que ya no puede quitarse la máscara, el hombre biónico que ha
perdido todos sus miembros y nada de su corazón.
Eres esa criatura que una vez fue normal,
pero que se eso hace tanto tiempo, que ya no recuerdas cómo era.
¿Has oído hablar
del estrés postraumático? ¿En qué consiste?
(…)
Peter era una víctima de una enfermedad llamada estrés postraumático. Es un complicado diagnostico médico, pero es
real: un niño que no puede distinguir entre una amenaza inmediata y una amenaza
distante.
(…) Un niño que sufre del síndrome de
estrés postraumático ha hecho intentos que han resultado frustrados para
conseguir ayuda, y como la intimidación continúa, deja de pedirla. Se retrotrae
socialmente, porque nunca está muy segurote cuándo la interacción lo llevará a
otro incidente intimidatorio. Probablemente piense en suicidarse. Se evade a un
mundo de fantasía donde él puede tomar las decisiones. Comienza a refugiarse
tan a menudo allí que se le hace cada vez más difícil volver a la realidad.
Durante los incidentes de acoso, un niño con ese síndrome puede refugiarse en
un estado alterado de conciencia, una disociación de la realidad que le protege
de sentir dolor o humillación mientras ocurre el incidente.
¿Qué le dirías tú a
Peter para que intente solucionar la situación?
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